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Jóvenes y exitosos emprendedores con los panetones “Ciudad del Niño”

MENDEZ

La Paz, 4 de diciembre de 2018 (Prensa/GADLP) gobernacionlapaz.gob.bo .-

Con su clásico uniforme blanco y listo para el trabajo, el maestro Félix Humerez cuenta su experiencia de ocho años, de enseñar a preparar y vender los famosos panetones “Ciudad del Niño” elaborados por adolescentes acogidos del Centro “Félix Méndez Arcos” hoy exitosos jóvenes emprendedores.

Humerez relata que varios de sus ex alumnos de repostería, cuando dejaron el Centro de Acogida consolidaron sus propios negocios, en panadería y pastelería, oficios que se heredan de generación en generación.

De a poco, lo que inicialmente solo fue un Centro de Acogida para niños y adolescentes, huérfanos o con dificultades familiares, se convierte en una escuela de emprendedores.

EXPERIENCIAS DE ÉXITO

Inevitablemente una vez que los jóvenes cumplen una cierta edad dejan el centro para embarcarse en lo cotidiano de la realidad y la necesidad de auto sostenerse con lo que mejor saben hacer.

Con nostalgia, Humérez comenta que “dos jóvenes ex acogidos tienen sus propios negocios de pan y pasteles. Uno de ellos hace pan en la noche y estudia de día, y que este año termina la Universidad, hará su tesis. Es una alegría porque con este negocio él sale adelante”.

Lamenta que algunos no hayan aprovechado las enseñanzas en su momento. “Había un joven que no quería ser panadero, pero cuando trabajó en una tienda de repostería, me buscó para aclararle las dudas de algunas recetas”, recuerda.

Explicó que no le gusta tener secretos con sus alumnos pues él aprendió de la misma manera, aunque en su propia experiencia de vida lamentó que sus maestros se guardaron sus recetas.

¿CÓMO SE PREPARA EL PANETON?

La jornada laboral para cumplir con la meta de 3.000 panetones comienza a las 8 AM. Félix junto con seis voluntarios; dos panaderos y cuatro empaquetadores, comienzan a seleccionar y pesar los ingredientes.

Luego comienza el fermentado (reposo de la masa preparada) que luego pasa a la amasadora, hasta llegar “al punto” y recién se le agrega las pasas y las frutas, después se saca a la mesa la preparación.

Con la balanza se obtiene el peso exacto de la masa por panetón: 780 gramos, porque al hornear la masa se evapora en 30 gramos. Luego la masa elaborada es colocada en cada molde de papel, y una vez más pasa a la cámara fermentadora. Después pasa al horno por 45 minutos, a una temperatura de 150 grados. “Todo está programado, tiempo y temperatura”, explica el maestro.

 

Mientras hornea los deliciosos panetones, el experto repostero comenta que aparte de realizar el  tradicional panqueque de la época de Navidad, los jóvenes emprendedores durante el año también elaboran: tortas, galletas y pizzas con los abastecen todo el año a más de 10 centros de acogida.

Con una producción de 150 panetones por quintal, durante la mañana ayudan en el proceso de la elaboración, y por la tarde van a sus clases como de costumbre, pero después entran al horno, curiosos de saber cómo salieron los panetones.

Como anécdota, Humerez cuenta que los jóvenes crearon su propia música de los panetones y guitarra en mano, comienzan a cantar. “Ellos no pueden expresarse fácilmente pero con la canción se entusiasman y se desenvuelven en esta ardua tarea”.

“PANETONES HECHOS CON MUCHO AMOR”

Para terminar, el experto en repostería recuerda que hace ocho años, el centro contaba solo con un horno y una amasadora. “Ahora este lugar está totalmente equipado. Agradezco a los administradores del centro; nunca me han negado maquinaria para trabajar eficazmente” afirma.

José (nombre ficticio), con 18 años de edad, señaló que siente un gran cariño por su maestro panadero, “Es un amigo; nos enseña todo en repostería”. Y pide a la población probar, y comprar sus panetones para que así puedan ahorrar y ayudarse a salir adelante.

Luego de vivir un tormento con tan solo 14 años, Jesús (nombre ficticio), explicó que no conoce a sus padres, pero agradeció a sus educadores del centro “Gracias por cuidarme, este año ha sido súper, desde que entré me trataron bien, no sabía hacer estas cosas”, admite.

Con 15 años de edad y malos recuerdos, Dante (nombre ficticio) resaltó: “Me siento bien en el centro, son buenos los educadores, nos dan todo lo que pueden. Estoy aquí tres años, y tengo dos años de experiencia en empaque” Y le dice a la gente: “Nuestros panetones son ricos; los hacemos con mucho amor, ayúdenos con su compra”.

Marcela Jiménez#reportajeGADLP

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